Este sábado el candidato demócrata Joe Biden, ganó la encarnizada lucha por la presidencia de los Estados Unidos. Su victoria sobre el presidente Trump promete poner al país en un rumbo completamente diferente.

La lucha fue ardua para ambos bandos y los demócratas no pudieron hacerse de una victoria rápida y contundente como muchos esperaban produciéndose tres días después del cierre de la votación, dejando en evidencia el lento y metódico proceso de contar un número muy alto de votos anticipados por correo que fueron acumulándose en los condados de todo el país porque la pandemia de coronavirus dificultó al proceso.

Es de resaltar la importancia del hecho que ocurrió el sábado cuando Biden ganó su estado natal de Pensilvania, uno de los tres estados industriales del norte que los demócratas habían perdido en 2016 y considerado uno de los premios más importantes del Colegio Electoral. 

Se dan las elecciones en el marco de una pandemia que produjo hasta ahora la muerte de unos 230.000 estadounidenses, dejando además a millones sin trabajo. Biden postula su candidatura como un demócrata centrista concentrado en temas como la atención médica y la reactivación de la economía, pero también en restaurar la “normalidad” en Washington después de cuatro años de gobierno republicano.

Esta victoria demócrata está haciendo historia, al llegar a la vicepresidencia la senadora Kamala Harris, demócrata por California, quien se convertirá en la primera mujer afroamericana y sud asiática en asumir la vicepresidencia. Por su parte Biden, será la persona de mayor edad en la historia de Estados Unidos en convertirse en presidente a los 79 años.

Biden manifiesta que desea gobernar a todos los estadounidenses, no solo a los demócratas. Pero se intuye que, a pesar de esa promesa, las divisiones no cesarán. La cercanía de las elecciones y la posibilidad de que el Senado siga en manos de los republicanos hacen prever que Biden enfrentará un gran desafío en su búsqueda de unir el país.

El candidato demócrata gana el voto popular con más de 74 millones de votos: un obstáculo que Trump no logró superar en 2016. El recuento, que probablemente aumentará en la medida que se cuenten más boletas, deja a Biden con un récord de voto popular, aunque eso se deba en parte al aumento en la población desde que se estableció el último récord. en 2008.

“Una vez que esta elección esté finalizada y detrás de nosotros, será el momento de hacer lo que siempre hemos hecho como estadounidenses, dejar atrás la dura retórica de la campaña, bajar la temperatura, volver a vernos, escucharnos unos a otros “, dijo Biden el miércoles.

Los resultados han producido muchas sorpresas. No obstante, las predicciones de una larga saga en Florida, Trump ganó el estado de manera decisiva. Y Biden hizo lo propio en Arizona, estado confiable que el presidente republicano había ganado por más de 3 puntos porcentuales en 2016.

En ese momento, está claro que los resultados de la contienda presidencial no serían concluyentes durante algún tiempo, al menos hasta la mañana, y probablemente mucho más.

Trump tenía importantes posibilidades y parecía estar preparado para ganar los estados más disputados. Pero miércoles cambió todo cuando se dio Wisconsin a su favor, seguido poco después por Michigan. Arizona ya se había pronosticado como una victoria de Biden, respaldando a un candidato presidencial demócrata por primera vez desde 1996.

El camino de Trump se redujo notablemente en la medida que los recuentos de votos de Biden aumentaron en Georgia y Pensilvania y mantuvo una ligera ventaja en Nevada.

Ese cambio se inicia al momento de contar los votos ausentes, lo que inclinó el camino de Biden. En varios estados clave en el campo de batalla, incluida Pensilvania, las boletas por correo se contaron después de los votos que se habían emitido en persona el día de las elecciones. Dado que la votación demócrata se inicia desde temprano en números mucho más altos que sus contendientes, la balanza a favor de Biden se inclina en Pensilvania haciéndose más evidente en la medida que se contaban más papeletas.

Quedaba claro que Biden estaba a punto de ganar Pensilvania y, con ello, los 270 votos del Colegio Electoral que necesitaba para lograr una victoria presidencial tras la tumultuosa campaña de 2020.

“No tenemos una declaración final, una victoria todavía”, dijo Biden. “Vamos a ganar esta carrera con una clara mayoría de la nación detrás de nosotros”.

Antes Trump y otras personas habían advertido sobre el fraude generalizado, la intimidación e incluso la violencia antes del día de las elecciones, no aparecieron señales de problemas importantes. Sin embargo, la elección se está definiendo por un número récord de votantes que manifestaron su decisión a través del correo con pocos incidentes. Millones más esperaron pacientemente en filas en escuelas y edificios gubernamentales de todo el país para emitir sus votos. Más de 160 millones de estadounidenses votaron, según estimaciones, con mucho la mayor participación de las elecciones modernas.

“Estamos a lo GRANDE, pero están tratando de ROBAR las elecciones”, escribió Trump el miércoles en uno de los tweets etiquetados con una advertencia porque no había evidencia de ninguna irregularidad en el conteo de las boletas. “Nunca les dejaremos hacerlo”.

Biden siempre mostró segur su temperamento, ofreciéndolo como contraste con el enfoque grandilocuente y no convencional que Trump había adoptado para la presidencia durante cuatro años. Biden esencialmente propuso reconstruir un gobierno federal en funcionamiento basado en su experiencia como vicepresidente bajo el presidente Barack Obama y sus 36 años en el Senado representando a Delaware.

“La democracia a veces es complicada”, expresó. “A veces requiere un poco de paciencia”.

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