Miami, 26 ene (EFE).- El investigador espacial Ryan Kobrick, que a partir del domingo se aislará dos semanas en una estación en el desierto de Utah utilizada para investigaciones sobre Marte, destacó hoy a Efe que su objetivo es poder librar del polvo a los astronautas y las naves por razones de salud y de seguridad.
Kobrick está al mando de la misión MDRS Crew 188, cuya principal tarea es determinar la cantidad de polvo que puede entrar en una nave espacial después de una Actividad Extravehicular (EVA, en inglés) y cómo se distribuye por los distintos compartimentos.
Este profesor de Operaciones de Vuelos Espaciales de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle, con sede en Daytona Beach (Florida), y cinco graduados del International Space University habitarán la Estación de Investigación del Desierto de Marte (MDRS), una estructura cilíndrica de dos pisos y ocho metros de diámetro situada en el sur de Utah.
El objetivo de esta misión, que incluirá excursiones con trajes espaciales en los alrededores de la estación, es brindar respuestas para enfrentar en el futuro problemas como los que tuvieron los astronautas que fueron a la Luna a causa del abrasivo polvo de ese satélite de la Tierra.
La idea es “obtener una aproximación de cuánto polvo hay dentro de las diferentes partes del hábitat”, dijo Kobrick.
“Si podemos hacer eso, podemos estimar cuánto polvo entrará en la cabina para saber qué tipo de sistemas de filtración de aire necesitamos en el sistema de soporte vital para tener un ambiente limpio para futuras misiones”, precisó.
El científico explicó a Efe que ya se conocen los efectos del polvo lunar en la salud de los astronautas, principalmente problemas respiratorios e irritación de la garganta y la piel, pero no se sabe cómo reaccionarán biológicamente los humanos al polvo marciano.
El proyecto de medición de polvo, en colaboración con el Centro de Investigación Glenn de la NASA, se hará con el existente en esa zona seca y árida del sur de Utah.
Según el experto, la Luna es mucho más peligrosa para trabajar que Marte, es un problema constante en las operaciones, ya que el polvo se mete y se atasca en todos los materiales.
“Va arañando y obstruyendo el equipo. Fue muy difícil para los astronautas del Apolo y lo será para cualquiera que vaya allí nuevamente”, precisó Kobrick, quien tienen una maestría en Estudios Espaciales de la Universidad Internacional del Espacio en Estrasburgo (Francia).
La tripulación del Apolo describió el polvo lunar como similar al papel de lija, con una textura como el grafito y un olor parecido a la pólvora.
“El polvo lunar que conocemos debe ser mucho más abrasivo en la Luna porque no hay atmósfera o movimiento de partículas naturales. En Marte hay solo un poco de atmósfera, por lo que las partículas se están moviendo alrededor”, indicó.
Durante la misión en Utah utilizarán una especie de ventilador encendido y harán entrar a la tripulación a las diferentes partes de la nave, como la cabina y la cámara de aire (donde los astronautas se visten para sus paseos espaciales) para ver cuánto polvo penetra y cuánto se acumula, explicó.
Señaló que la importancia del experimento es “mantener a la tripulación a salvo del riesgo potencial de tener un ambiente polvoriento y también mantener el equipo seguro durante un período prolongado”.
“Esto ayuda a todo y evita fallas donde el polvo podría entrar en las piezas móviles o en los componentes electrónicos y causar un sobrecalentamiento”, dijo Kobrick, quien completará con esta seis misiones analógicas de Marte.
Además de las mediciones, los investigadores probarán un equipo para recolectar estas partículas en la MDRS, una instalación analógica espacial establecida en 2001 por la Mars Society, un grupo sin fines de lucro que promueve la exploración humana y la colonización de Marte.
La simulación incluye experimentar la movilidad de trajes espaciales y el mejoramiento de la cantidad de trabajo que se puede realizar fuera de la nave espacial.
Kobrick, de 38 años, confesó que lamenta que durante el aislamiento en ese entorno polvoriento se perderán la final del fútbol americano debido a que tendrán un ancho de banda limitado y una señal limitada de comunicaciones.
“Nos perderemos el Super Bowl, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de invierno y, lo más importante, no podremos hablar con familiares y amigos en tiempo real”, dijo Kobrick, quien cuenta con un doctorado en Filosofía en Ciencias de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Colorado en Boulder.
Sin embargo, se mostró entusiasmado de contribuir a que los humanos enfrenten mejor ambientes extremos como la Luna y Marte.

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