Los Ángeles (California), 16 ene (EFE).- Las autoridades de la localidad californiana de Perris reconocieron hoy estar aún intentando comprender qué motivos pudieron llevar a David Allen Turpin y a Louise Anna Turpin a encerrar a sus trece hijos en casa y a llegar al extremo de encadenar a tres de ellos.
Los vecinos de Perris, a 110 kilómetros al este de Los Ángeles y con su alcalde Michael Vargas a la cabeza, están devastados después de que este lunes las autoridades descubrieran los terribles sucesos que se escondían tras las paredes del domicilio de los Turpin.
En un primer registro de la vivienda la policía pudo constatar que tres de los vástagos del matrimonio permanecían encadenados a distintos muebles, rodeados por un denso mal olor que denotaba una grave situación de insalubridad.
El segundo aspecto del caso que desató todas las alarmas entre las autoridades locales, fue la clara desnutrición que sufrían los trece jóvenes que, debido a la falta de alimento, fueron inicialmente identificados como menores a pesar de que sus edades oscilan entre los 2 y los 29 años.
El caso de los Turpin continúa siendo un misterio a pesar de las numerosas informaciones que en las últimas horas han ido saliendo a la luz.
De acuerdo con los medios locales, David Allen Turpin trabajó durante años como ingeniero para una importante empresa de seguridad, lo que le proporcionaba un salario que alcanzaba las seis cifras.
Sin embargo, ese dinero no parecía ser suficiente para esta numerosa familia de quince miembros que, hasta en dos ocasiones, llegó a solicitar la bancarrota.
En 2014 se instalaron en Perris, donde consiguieron una licencia que acreditaba que su domicilio servía, además, como escuela.
Según explicaron hoy las autoridades, sin embargo,no existen pruebas de que nadie más allá de los hijos de los Turpin acudieran a este peculiar colegio.
Más allá de educar a sus hijos en casa, no obstante, los Turpin parecían ser una familia extensa pero normal. De hecho, en la cuenta de Facebook de David Allen Turpin pueden verse numerosas imágenes de toda la familia, en las que los hijos posan sonrientes en lugares tan idílicos como Disneyland.
Una mirada crítica a estas fotos, sin embargo, podría haber encendido las alarmas debido al hecho de que en muchas de estas imágenes se pude ver a los trece hermanos vestidos con prendas similares e, incluso, con camisetas en las que aparecen numerados desde “cosa 1” hasta “cosa 13”.
“Todos se vestían igual cuando salían, así era más fácil lidiar con los chicos”, defendió la madre David Allen, Betty Turpin, durante una entrevista concedida a la cadena CNN.
De acuerdo con el testimonio de la abuela, la pareja siempre se mostró “muy protectora” con los hijos.
Pero la imagen ofrecida por Betty Turpin, y aparentemente respaldada por esas fotos familiares, distaban mucho de una realidad que acabó llevando a una de las hijas del matrimonio a escapar este lunes por una ventana y a contactar con la Policía para denunciar el sufrimiento de sus doce hermanos.
Lo que las autoridades se encontraron tras la puerta que les abrió una “perpleja” Louise Anna fue un espectáculo dantesco en el que tres de los hijos de la pareja se encontraban encadenados en una casa que desprendía un fuerte mal olor, según detalló hoy Greg Fellows, capitán de la oficina del aguacil de Perris.
Las víctimas mostraban, además, síntomas de malnutrición tan graves que las autoridades llegaron a pensar que los trece eran menores de edad, a pesar de que el mayor de los hijos roza ya la treintena.
“Si alguien se puede imaginar el tener 17 años y aparentar diez, estar encadenado a una cama, malnutrido y con lesiones asociadas a esta situación… Yo llamaría a eso tortura”, valoró Fellows, quien explicó que por el momento no parece que lo sucedido se deba a ninguna motivación de tipo religioso.
Fellows, quien no dudó en resaltar el “coraje” mostrado por la joven al escaparse de casa para así denunciar la situación, explicó que por el momento los trece hermanos permanecen juntos y están siendo tratados.
A la espera de que se aclaren los hechos, David Allen (57 años) y Louise Anna (49) aguardan en prisión, con una fianza de nueve millones de dólares cada uno, a que las autoridades presenten cargos por tortura y por poner en riesgo a sus hijos.
“Honestamente puedo decir que estoy completamente devastado ante este acto de crueldad. No puedo ni empezar a imaginarme el dolor y sufrimiento que han tenido que soportar”, expresó hoy el alcalde Vargas.

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