Barcelona (España), 3 dic (EFE).- La seguridad de la basílica de de la Sagrada Familia, el monumento de Barcelona (noreste español) que más visitan los turistas, se ha reforzado con diez arcos detectores de metales, escáneres, cámaras y doce agentes más, hasta los 40, medidas tomadas tras los atentados de agosto pasado, que causaron 16 muertos.
Responsables del templo matizaron hoy, sin embargo, que las nuevas medidas de seguridad, en funcionamiento desde primeros de este año, “no son consecuencia” directa de esas acciones terroristas, aunque se han tenido en cuenta.
Un grupo de yihadistas mató a 15 personas en Barcelona y a otra más en Cambrils, en la región española de Cataluña, el 17 de agosto. También preparaban explosivos para atentar contra monumentos e iglesias, entre ellas, la Sagrada Familia, según declaró ante el juez uno de los detenidos en relación con los atentados.
Las medidas de seguridad, inspiradas en las del Vaticano y similares a las de los aeropuertos, han tenido un coste de dos millones de euros (2,4 millones de dólares), e incluyen la instalación de más cámaras en todo el recinto.
Con anterioridad, el control de los 1.500 visitantes que entran a la hora en este templo católico se hacía de forma manual y visual.
En esos registros se habían llegado a encontrar cuchillos de dimensiones diversas, aerosoles de autodefensa e incluso pistolas eléctricas, explicó el director de Seguridad del templo, Marc Martínez.
Obra maestra del arquitecto modernista catalán Antonio Gaudí (1852-1926), la Sagrada Familia es un símbolo de Barcelona, con 4,5 millones de visitantes al año, y uno de los templos cristianos más conocidos del mundo.

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