Realmente preocupa la información que refiere el Índice de Seguridad Sanitaria Global reciente en que se afirma que sólo nueve de 195 países están preparados para una epidemia global como la que hoy amenaza en expandirse. Entre las zonas más amenazadas están en Medio Oriente y África; buena parte de América Latina se encuentra en un rango intermedio.
Sin profundizar mucho, la historia reciente trae a la memoria hechos como el ocurrido en 2002, cuando apareció un coronavirus causante del síndrome respiratorio agudo grave (SARS), empezó a multiplicarse en China, alcanzando a 17 países, causando más de 8.000 infectados y dejando 800 fallecidos, además de un alto costo para la economía global de USD 40.000 millones. Pero tras aquella primera epidemia global hubo otras como la nueva cepa de la gripe H1N1 del 2009 o cuando apareció el virus del ébola y la actuación del mundo fue idéntica.
Y hoy, nos enfrentamos a un nuevo coronavirus que está amenazando en convertirse en una pandemia mundial, es una guerra contra gérmenes asesinos.
Sin embargo, una vez superadas las crisis sanitarias los países olvidan pronto el fenómeno y no se preparan para defenderse de las enfermedades infecciosas como debiera hacerse, ya que ellas constituyen una amenaza a la seguridad nacional.
En los Estados Unidos se ha venido haciendo seguimiento a la expansión del COVID-19 a partir de Wuhan al mundo, que va arrojando cifras de personas infectadas y fallecidas por este coronavirus.
“Estamos viviendo las consecuencias de no haber estado preparados para la siguiente gran epidemia”, manifestó Tom Frieden, ex director del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades. “Si actuamos ahora, podemos prevenir o reducir las epidemias futuras y salvar millones de vidas. La pregunta no es si surgirá otra pandemia, sino cuándo”.
Y, como advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS), “las epidemias del siglo XXI se difunden más rápido y más lejos que nunca: los brotes que antes eran localizados ahora se pueden volver globales muy velozmente”.
Bill Gates, en un discurso de 2018 sentenció: “El mundo necesita prepararse para una pandemia con la misma seriedad que se prepara para la guerra”.
Además del sufrimiento que causa una enfermedad y las muertes que se puedan derivar, se presentan muchos efectos colaterales que pueden afectar el desempeño del mundo globalizado, mundo que se ha construido para moverse interconectado y con mecanismos que lo hacen cada vez más dinámico y cambiante, que necesita de seguridad económica para que su gestión esté fuera de riesgos, al .igual de su contraparte, como el caso de lo que está ocurriendo en China con la nueva mutación del coronavirus que está viendo cómo su producción de alimentos, por ejemplo, esté viendo cerrada toda posibilidad de exportación por el miedo que está generando la posibilidad de contagio entre sus clientes importadores.
Por otra parte, el uso excesivo de antibióticos o, por respuesta evolutiva de gran cantidad de microorganismos, han hecho que esos antibióticos heroicos hayan perdido eficacia, Es así como se vienen presentando nuevas mutaciones de virus que se han vuelto resistentes a los antivirus conocidos y están reapareciendo enfermedades erradicadas como la tuberculosis, cólera y otras.
Sólo nueve países superaron los 70 puntos necesarios para ser considerados preparados, y el puntaje promedio fue de 40,2 en una escala de cero a 100.
Entre los más preparados está: Estados Unidos (83,5), Reino Unido (77,9), Holanda (75,6), Australia (75,5), Canadá (75,3), Tailandia (73,2), Suecia (72,1), Dinamarca (70,4), Corea del Sur (70,2) y Finlandia (68,7). Y los menos preparados, Gabón (20), Siria (19,9) Kiribati (19,2), Yemen (18,5), Islas Marshall (18,2), Santo Tomé y Príncipe (17,7), Corea del Norte (17,5), Somalia (16,6) y Guinea Ecuatorial (16,2).
Se hace necesario que absolutamente todos los países entiendan el significado de la prevención ante la posibilidad de una propagación más acentuada del COVID-19 y unir esfuerzos en la seguridad que pueda presentarse otra nueva amenaza contra la existencia del hombre.