Hoy, y mucho más fuerte que en otras ocasiones, afloran en nuestras necesidades la llegada de las fiestas navideñas y su mágico envolvimiento. Ni la pandemia es capaz de parar su poder, por el contrario, es posible que ella revierta el mal que atormenta a la humanidad y puedan verse muchas situaciones milagrosas por su poder.
La Navidad es un momento mágico lleno de emociones, sentimientos, encuentros familiares y con amigos, transformados en felicidad. Además, debido al entorno durante este tiempo, la gente siente un temperamento especial. La mayoría de las personas siente la necesidad de realizar actos de buena voluntad.
Tratemos de no permitir que su paso sea efímero que como siempre pasado el momento volvamos al poco entusiasmo, desinterés y estrés ante la rutina diaria, las diferencias, la crítica, los enfrentamientos, la falta de armonía, el egoísmo y los antivalores. Es un efecto, de aparente paz y tranquilidad.
Esa plácida sensación de bienestar debiera mantenerse por todo el año, lo cual facilitaría el mantenimiento de una actitud optimista en cada uno de nosotros. Con esa predisposición pudiéramos superar cualquier reto cotidiano.
En principio, se debe tener en cuenta que compartir con nuestros familiares es la razón de estos días. Representa para muchos alegría, emociones y recuerdos que perdurarán en la memoria. Además, contribuye esta magia a promover valores, rescatar las tradiciones, fortalece el amor fraternal, al procurando el acercamiento y la reconciliación, lo cual debería sentar bases para una convivencia armónica todo el año.
La magia hace propicia la reflexión para analizar lo positivo y lo negativo de las experiencias vividas, de manera que se haga un esfuerzo por cambiar aquello que se puede mejorar. Sería excelente si esta visión reflexiva pasa a formar parte de la rutina diaria de cada uno a través del cambio. Igualmente, cabe analizar la actitud con la cual se afronta la vida diaria y a su vez es momento de cuestionarse sobre el interés demostrado ante problemas sociales, la convivencia con los demás, acciones de paz, entre otros.
Esa magia navideña, podría permitir el fortalecimiento de los principios humanos como la unión, la solidaridad, la amistad, con gestos, acciones que propicien el rescate y mantenimiento de esos preceptos.
Siempre resulta gratificante disfrutar las emociones que la Navidad trae consigo, por eso es prioritario preguntarse qué iniciativas se pueden practicar para hacer que esta época permanezca y viva en los corazones de cada uno de los individuos.
Ese ambiente de paz es propicio aprovecharlo para plantearse objetivos de cambios favorables, incentivando el entusiasmo para lograrlos. De esta manera, unidos en familia, encontrando el verdadero sentido a esta hermosa época y procurando una transformación, se puede lograr que la Navidad esté presente todos los días.
Seremos muchos los que nos afecte la falta de alguna presencia definitiva o transitoria de algún ser querido, eso es debido a los recuerdos, así que hay que tener muy presente como escribimos hoy nuestros recuerdos para que sean siempre llevados a nuestros futuros con profundo amor, sin nada qué lamentar… Felices Fiestas.