El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, controlado por el régimen de Nicolás Maduro, ha dado un paso que muchos consideran como la consolidación de un golpe de Estado. La Sala Electoral del TSJ, en un fallo reciente, ha convalidado la legitimidad de Maduro como presidente, a pesar de las elecciones fraudulentas y la falta de reconocimiento por parte de la comunidad internacional. Esta decisión no solo refuerza el poder de Maduro, sino que también socava los últimos vestigios de democracia en el país.

El Fallo que Convalida un Golpe de Estado

El fallo de la Sala Electoral del TSJ ha sido descrito por expertos y líderes opositores como un acto que formaliza el golpe de Estado en Venezuela. Según varios análisis, como el de Patricia Janiot, el TSJ ha ratificado a Maduro como presidente, ignorando las acusaciones de fraude electoral y los intentos de la oposición por impugnar los resultados. Este movimiento asegura que Maduro mantenga su control absoluto sobre el poder, eliminando cualquier posibilidad de transición democrática .

Reacciones Nacionales e Internacionales

La respuesta a esta decisión ha sido contundente. A nivel nacional, los líderes opositores y sectores de la sociedad civil han expresado su rechazo, señalando que el TSJ está actuando como un brazo extendido del régimen para mantener a Maduro en el poder a toda costa. Las calles de Venezuela, ya cargadas de tensión, podrían ver un aumento en las protestas y manifestaciones en los próximos días.

A nivel internacional, la comunidad global ha condenado la decisión del TSJ. Organizaciones internacionales, gobiernos extranjeros y líderes de opinión han expresado su preocupación por el deterioro de la democracia en Venezuela. La posibilidad de nuevas sanciones contra el régimen de Maduro está sobre la mesa, aunque la efectividad de estas medidas sigue siendo un tema de debate.

¿Qué Se Puede Esperar?

La decisión del TSJ podría marcar el inicio de una nueva fase de represión en Venezuela. Con el poder judicial completamente alineado con el régimen, es probable que veamos un aumento en la persecución de opositores, activistas y ciudadanos que se atrevan a desafiar a Maduro. Las instituciones democráticas, ya debilitadas, podrían sufrir aún más bajo esta nueva ola de autoritarismo.

Para la oposición y la comunidad internacional, el desafío ahora es doble: encontrar formas efectivas de presionar al régimen de Maduro y, al mismo tiempo, proteger a los ciudadanos venezolanos de la represión. La incertidumbre es alta, y el futuro de Venezuela parece más sombrío que nunca. La pregunta que queda es: ¿Qué hará la comunidad internacional para responder a este golpe de Estado encubierto? ¿Y cómo reaccionarán los venezolanos frente a la creciente dictadura?

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