El Senado aprueba la ley estrella de Trump

JD Vance rompe el empate y revive el sueño republicano. ¿Qué sigue ahora en la Cámara?

Después de 35 horas de tensión, discursos apasionados y maniobras políticas que parecían sacadas de una serie de Netflix, el Senado de Estados Unidos aprobó este 1 de julio el ambicioso “Gran y Hermoso Proyecto de Ley”. Y fue gracias al voto decisivo del vicepresidente JD Vance que el empate 50-50 se inclinó a favor de la legislación más emblemática del segundo mandato de Donald Trump.

Esta ley no es cualquier cosa: promete reforzar la seguridad fronteriza, eliminar impuestos sobre propinas y horas extras, recortar beneficios fiscales a las energías limpias y extender los recortes impositivos de 2017. Pero su paso al frente no fue precisamente armonioso.

Una carrera contrarreloj

La sesión comenzó el sábado por la noche y se extendió durante toda la madrugada y el domingo. Fue un verdadero “vote-a-rama”, una maratón legislativa en la que los senadores debatieron, negociaron, enmendaron y votaron durante horas sin tregua.

El senador Rand Paul votó en contra por el aumento de $5 billones al techo de la deuda, mientras que otros como Tillis, preocupado por los recortes a Medicaid, y Collins, de línea más moderada, también se opusieron. Aun así, el bloque republicano logró suficientes acuerdos para avanzar, aunque con muchas cicatrices internas.

Medicaid en la mira

Uno de los puntos más polémicos fue el endurecimiento de requisitos para acceder a Medicaid, afectando a adultos sanos que ahora deberán demostrar al menos 80 horas de trabajo al mes. Esto ha encendido las alarmas entre moderados, especialmente aquellos con distritos en estados como Nueva York y California.

“El presidente Trump fue mal informado”, dijo Tillis al denunciar los recortes, asegurando que rompen promesas hechas durante la campaña. Comparó la situación con la famosa frase de Obama sobre el seguro médico: “Si te gusta tu plan, puedes conservarlo”.

Lo que se viene: una Cámara dividida

Ahora el proyecto regresa a la Cámara de Representantes, donde el presidente Mike Johnson tiene una misión difícil: unir a los conservadores fiscales y a los moderados para aprobar el texto antes del 4 de julio. Pero con tanta oposición interna y voces fuertes como Elon Musk prometiendo castigar con primarias a quienes voten a favor, la pelea apenas comienza.

El Freedom Caucus ya advirtió: “Esto no es responsabilidad fiscal. No es lo que acordamos”. Y las proyecciones presupuestarias tampoco ayudan: la Oficina del Congreso estima que la ley aumentará el déficit en más de $3.2 billones.

¿Y ahora qué?

Aunque Trump dejó ver que estaría dispuesto a retrasar la fecha de aprobación, el ambiente en el Capitolio sigue cargado. Los próximos días serán clave no solo para el futuro de esta ley, sino para el equilibrio político dentro del partido republicano.

Porque, al final, más allá de las cifras y enmiendas, lo que se está jugando es el rumbo que tomará Estados Unidos en los años venideros.

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