Washington, 25 ene (EFEUSA).- Los alcaldes demócratas de Los Ángeles, Austin y Pittsburgh criticaron hoy que la reforma fiscal aprobada en diciembre por el Congreso y avalada por el presidente Donald Trump agravará los retos presupuestarios a nivel estatal y municipal, y subirá impuestos a millones de familias trabajadoras.
“La reforma fiscal es parte de la agenda económica general de la Administración de Trump, que prioriza los recortes de impuestos para las grandes empresas y multimillonarios sobre la inversión en la economía y las comunidades estadounidenses”, señaló el alcalde de Los Ángeles (California), Eric Garcetti, en un encuentro en la sede del Center for American Progress (CAP) en Washington DC.
Garcetti aseguró que también supone una amenaza para la capacidad de su ciudad para arreglar autopistas, construir viviendas asequibles y para personas sin hogar, y financiar a la policía y bomberos, entre otros, aunque no aportó datos que apoyen esa idea.
La reforma fiscal incluye, entre otras medidas, la reducción de los impuestos a las empresas, con un recorte del Impuesto de Sociedades desde el 35% actual hasta el 21%, así como a los hogares estadounidenses de clase media y alta.
Para el alcalde de Pittsburgh (Pensilvania), Bill Peduto, este descenso en la recaudación de impuestos, que sumará 1,45 billones al déficit nacional de Estados Unidos, tendrá un efecto directo en los sectores de población “más vulnerables”.
“Los costes de los servicios para personas más vulnerables en nuestras comunidades van a repercutir en los presupuestos municipales, que sufrirán para aportar los recursos que dejarán de llegar del Gobierno federal”, añadió Peduto.
Peduto enfrentó en junio del año pasado a Donald Trump, después de que éste afirmara que había sido elegido para “representar a habitantes de Pittsburgh, no de París” durante un discurso en el que anunció la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París.
El alcalde dijo entonces que la ciudad que gobierna seguirá los lineamientos sobre cambio climático e incluso convocó una marcha el fin de semana pasado, donde defendió que “Pittsburgh le dice sí al “Acuerdo Climático de París”.
“Necesitamos renovar las infraestructuras para garantizar la salubridad del agua en nuestra ciudad, pero no creo que sea una prioridad para Trump”, comentó ese regidor.
Por su parte, su homólogo en Austin (Texas), Steve Adler, consideró que la menor recaudación de tasas se traducirá en problemas para financiar el plan de infraestructuras local, el mayor aprobado en la historia de su ciudad.
“A nivel local, necesitamos el apoyo federal de manera sustancial y parece que vamos a sufrir con esta Administración”, dijo el alcalde de la ciudad texana.
Concretamente, explicó que la mayoría de infraestructuras de la urbe que lidera recibe un 80 % de financiación federal, mientras que el 20 % restante recae en las arcas municipales.
Estas afirmaciones las hicieron los alcaldes días antes de que Trump descubra parte de su anhelado plan de infraestructuras en su discurso del Estado de la Unión, previsto para el próximo día 30, según él mismo adelantó este miércoles en un encuentro con alcaldes en la Casa Blanca.
El mandatario indicó que su Gobierno “trabaja para reconstruir la infraestructura deteriorada estimulando una inversión de un billón de dólares, que en realidad, probablemente, terminará siendo de 1,7 billones”.
Varios alcaldes, entre ellos el de Los Ángeles, rechazaron asistir a este encuentro con el presidente después de que la Administración los amenazara con obligarlos judicialmente a cooperar con las autoridades migratorias.

Compartir