El gobernador de Florida, Ron DeSantis, una vez considerado uno de los principales contendientes para la nominación republicana de 2024 y un heredero natural de Trump, ha experimentado un declive en su apoyo en los últimos meses. A pesar de encabezar algunas encuestas a principios de 2023, su estrategia de campaña defectuosa y su aparente falta de conexión con los votantes han debilitado su posición.

Gran parte de este desafío proviene del dominio indiscutible de Trump sobre una gran parte de la base del partido. A pesar de sus opiniones profundamente conservadoras, DeSantis no ha logrado convencer a los partidarios de Trump de que es una mejor opción. Además, aquellos republicanos que buscan alejarse del expresidente han dividido sus votos entre múltiples candidatos, debilitando aún más la posición de DeSantis.

Con la salida de DeSantis de la contienda, la ex embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, se convierte en la última republicana en la carrera con una oportunidad, aunque larga, de desafiar a Trump por la nominación. Sin embargo, las encuestas muestran que más del 70 por ciento de los republicanos tienen una opinión favorable de Trump, lo que plantea un desafío significativo para cualquier competidor.

La batalla por la nominación republicana será crucial, ya que el ganador se enfrentará al presidente Joe Biden, el probable candidato demócrata, en las elecciones generales de noviembre. Con tantos votantes republicanos todavía leales a Trump, los candidatos tendrán que encontrar la manera de atraer tanto a los seguidores del expresidente como a aquellos que buscan un nuevo enfoque. El camino hacia la nominación se ha vuelto más desafiante, pero la carrera aún está abierta para aquellos dispuestos a enfrentarse a Trump en 2024.

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