Son muchas las cosas que han cambiado desde que hizo su aparición el COVID-19 en nuestras vidas, cambio que obedecía a la imperiosa necesidad de supervivencia, la protección de nuestro entorno y el temor a lo desconocido.
Uno de los cambios que se produjeron sin lugar a dudas ha sido la reorientación de la fuerza laboral, fuerza que encontró la buena estrategia de seguir ejerciendo su desempeño a través del teletrabajo, lo que le dio la posibilidad de poder mantener su puesto de trabajo, ingresos y con el adicional de realizarlo en una mejor zona de confort.
Así lo demuestra un sondeo realizado por el MIT que comprobó que el 50,2% de la fuerza laboral estadounidense trabaja desde sus hogares, frente al 37,1% que debe desplazarse a un ámbito laboral. Esta afirmación está dando pie a que los autores crean que esa situación no se revertirá.
En efecto, el estudio fue realizado por Erik Brynjolfsson, de la Escuela Sloan de Administración del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), y otros cinco economistas, en el mismo se indagó a cerca de las alteraciones en el empleo en el país en el período de febrero y mayo de este año como reacción al coronavirus El estudio evidenció que “más de la tercera parte de la fuerza laboral pasó al trabajo remoto”. Cifra que se aumenta si se adiciona al número de los trabajadores que ya venían desempeñándose en esa modalidad, lo que da como resultado que, “aproximadamente la mitad de los trabajadores estadounidenses hoy trabaja desde sus casas”.
El que se mantenga el trabajo a distancia es elevadamente posible, si el ser humano no desea volver a una normalidad caracterizada por el intercambio de gérmenes mientras dure el riesgo. Es la conclusión a la que llegan los autores del sondeo.
Por lo pronto, se está evidenciando que el cambio en la forma de ejecutar su trabajo en los jóvenes, como en las áreas que tienen que ver con “la información, incluidas las ocupaciones de gerencia, profesionales y afines”, registraron disminución de despidos o suspensiones y más cambios de las tareas en una oficina de trabajo remoto.
Los resultados son arrojados por una muestra representativa de más de 50.000 personas, de la que se desprende que, las personas jóvenes y las áreas vinculadas a la información, incluidas las ocupaciones de gerencia y profesionales, tuvieron menos desempleo y mayor adopción del trabajo remoto; que la tasa de ocupación era del 56%; la gente seguía trasladándose al trabajo en un 37,1 por ciento; “La fracción de trabajadores que pasaron al teletrabajo es del 35,2%; adicionalmente, 15% dijo que ya desde antes del COVID-19 su trabajo era a distancia”, es decir, que un 50,2% de la fuerza laboral realizaba trabajo a distancia.
Respecto a la sentencia de los autores de la investigación que sugieren los valores preliminares pudieran mantenerse, luego de que se logre inmunidad contra la pandemia, se basan ellos en, “Una vez que las empresas y los individuos invierten en los costos fijos del trabajo remoto, incluida la tecnología, pero quizá sobre todo el capital humano y los procesos organizativos necesarios, podrían decidir que continuarán con los nuevos métodos”, argumentaron. “Además, la crisis ha obligado a que la gente probara nuevos enfoques, algunos de los cuales pueden ser inesperadamente eficientes o efectivos. En cualquier caso, habría que esperar cambios duraderos de la crisis”.
Brynjolfsson, aseguró que algunas ventajas de esas transformaciones llegaron para quedarse: “Los trabajadores no tienen que desperdiciar tiempo o recursos en los viajes. Y pueden vivir donde quieran. Las empresas pueden ahorrar dinero en inmuebles comerciales”.
La tenencia de oficina virtual puede ofrecer una reserva altamente ilimitada de recursos humanos para que las empresas elijan. “Hay mejores oportunidades de hacer buena correspondencia”, afirmó Brynjolfsson. “Se logra acceder a las mejores personas, estén donde estén. Por otra parte, ese cambio lleva a que las empresas se fijen más en el desempeño y la producción en lugar del cumplimiento de horarios”.
Así se está viendo cómo firmas como Twitter y Facebook, liberaron a todos o muchos de sus empleados para que sean itinerantes para siempre. “Las compañías —opinó el experto del MIT— se están dando cuenta de que el trabajo remoto no tiene que darles miedo como habían imaginado y que en realidad les permite ser más eficientes y productivas. Esto augura una transformación mucho mayor de la economía”.
“Hay mucha inercia en la manera en que operamos”, dijo Brynjolfsson a NPR. “Y en realidad es muy difícil cambiar los procesos, la cultura, la capacitación, el tipo de trabajo y tareas que la gente realiza. Por eso, a menos que suceda un shock, la mayoría va a tender a seguir haciendo las cosas a la antigua”.
La oficina tradicional tiene beneficios sociales, desde luego, y algunos económicos. “Probablemente sea una buena idea que la gente vaya cada tanto”, propuso. “Pero este gran experimento del home office está obligando a las empresas a reconsiderar sus operaciones, abandonar una perspectiva anticuada y descubrir formas más eficientes de trabajar”. Por eso no espera que, terminada la pandemia, se vuelva al modo en el que se trabajaba antes.
Entonces se concluye que se queda a la espera de si esa posibilidad se quede como consecuencia a los efectos del COVID-19 y en lo que muchos vaticinan como el mundo post pandemia con respecto a lo laboral.