Washington, 16 ene (EFE).- El presidente, Donald Trump, y su equipo trataron hoy de frenar la polémica generada por sus supuestos comentarios denigrantes sobre varios países, mientras se agota el tiempo para alcanzar un acuerdo migratorio y evitar que el Gobierno quede paralizado por falta de fondos este fin de semana.
“Quiero que vengan de todas partes, de todas partes”, dijo Trump al comienzo de una reunión en la Casa Blanca con su homólogo de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev.
El presidente respondió así al ser preguntado por un periodista sobre si la semana pasada dijo, en una reunión con legisladores, que quería que Estados Unidos recibiera más inmigrantes procedentes de Noruega.
Según varios medios, durante la misma reunión, Trump también llamó “agujeros de mierda” a naciones como El Salvador, Haití y varios países africanos; y aunque el presidente ha negado haber usado esa expresión, el senador demócrata Dick Durbin, que estaba presente en la sala, asegura que sí lo escuchó decirla.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, intentó también zanjar hoy la polémica al asegurar ante el Senado que ella no escuchó a Trump usar esa palabra malsonante “específicamente” durante la reunión, en la que también participó.
La polémica ha puesto en serio riesgo las negociaciones entre la Casa Blanca y el Congreso para llegar a un acuerdo que proteja de la deportación a decenas de miles de jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos de niños, conocidos como “soñadores”.
“Hemos gastado cinco días peleando por una palabra en lugar de por” los “soñadores”, dijo hoy la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, en una conferencia de prensa.
“En el fondo, todos queremos lo mismo, y los demócratas tienen que dejarse de juegos políticos”, añadió.
El Congreso debe aprobar antes de la medianoche de este viernes un presupuesto para mantener abierto el Gobierno federal, y la oposición demócrata tiene que decidir si condiciona su apoyo a esas negociaciones a la aprobación de un proyecto de ley que proteja a los “soñadores”.
Los demócratas consideran urgente lograr una solución para esos más de 800.000 jóvenes indocumentados, porque el próximo 5 de marzo dejará de estar vigente el programa que les protegió de la deportación, llamado Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y que impulsó en 2012 el expresidente Barack Obama.
Si no hay acuerdo sobre el tema migratorio y los demócratas se niegan a apoyar una medida presupuestaria sin ello, el Gobierno federal podría cerrar indefinidamente por falta de fondos este fin de semana, algo que no ocurre desde 2013.
“Queremos mantener abierto el Gobierno, pero no vamos a dejar que nos obliguen a hacer cosas que creemos que son contrarias a los intereses del pueblo estadounidense”, dijo hoy el congresista demócrata Steny Hoyer a los periodistas.
Trump rechazó este fin de semana un primer intento bipartidista de satisfacer los requisitos que ha exigido a cualquier ley sobre los “soñadores” que, según él, también debe incluir fondos para construir el muro en la frontera con México y reformar ciertos aspectos del sistema migratorio legal.
El senador demócrata Dick Durbin, que trabajó en ese primer intento, tiene previsto presentar este miércoles el texto de ese proyecto bipartidista, pese al rechazo de la Casa Blanca, cuya portavoz calificó hoy esa propuesta de “completo fracaso”.
Horas después de asegurar que daba la bienvenida a inmigrantes “de todas partes”, Trump reiteró en Twitter que quiere un sistema migratorio “basado en el mérito”, que según él debe acabar con una lotería que sortea visados a naciones con una baja tasa de emigrantes a Estados Unidos.
El mandatario también exige que cualquier proyecto de ley sobre los “soñadores” acabe con la “migración en cadena”, una expresión que usa para referirse al proceso por el que los ciudadanos o residentes permanentes en Estados Unidos pueden ayudar a sus familiares a emigrar también al país.

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