Washington, 8 may (EFEUSA).- El presidente, Donald Trump, anunció hoy la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán de 2015 y la reanudación de las sanciones levantadas bajo el pacto, una decisión que decepcionó a sus aliados en Europa y propinó un nuevo golpe al legado de su predecesor, Barack Obama.
Cansado del requisito legal que le exigía garantizar cada cuatro meses al Congreso que Irán estaba cumpliendo con el acuerdo de 2015, Trump decidió cumplir finalmente su promesa de campaña electoral y retirar a su país de ese pacto firmado con el país persa junto a Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania.
“Hoy anuncio que Estados Unidos se retirará del acuerdo nuclear con Irán”, dijo Trump en un discurso desde la Casa Blanca.
“Éste era un acuerdo horrible, que solo beneficiaba a una parte y que nunca, jamás, debió firmarse. No trajo calma, no trajo paz, y nunca lo hará”, sentenció.
La decisión de Trump complica la supervivencia del pacto multilateral, que impuso límites e inspecciones al programa atómico de Irán a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.
“Volveremos a imponer el nivel más alto de sanciones económicas. Y cualquier nación que ayude a Irán en su búsqueda de armas nucleares podría ser también duramente sancionada por Estados Unidos”, advirtió Trump.
El presidente firmó una orden que comienza el proceso para volver a imponer las sanciones levantadas a Irán bajo el acuerdo nuclear, y que entrarán en vigor entre agosto y noviembre, según informó el Departamento del Tesoro.
Dentro de 90 días, el 6 de agosto próximo, volverán a imponerse las sanciones a las compras de billetes de dólares estadounidenses por parte del gobierno de Irán, a la adquisición de deuda iraní y al comercio de oro y otros metales preciosos, entre otros.
Tras un segundo plazo de 180 días, que termina el 6 de noviembre, se reanudarán las restricciones a la compra de petróleo y productos petroquímicos iraníes, a las operaciones con puertos y empresas marítimas iraníes y a las transacciones de instituciones financieras con el Banco Central de Irán.
Trump aseguró que quiere trabajar con sus “aliados” para reemplazar el acuerdo de 2015 por “una solución real, integral y duradera a la amenaza nuclear iraní”, y pronosticó que Irán acabará prestándose a negociar un nuevo pacto pese a su negativa actual.
“Al final van a querer negociar un acuerdo nuevo y duradero, uno que beneficie a todo Irán y al pueblo iraní. Cuando quieran hacerlo, estoy preparado, dispuesto y capaz”, subrayó.
El mandatario advirtió que ese nuevo acuerdo no debería limitarse al tema nuclear, sino que también debe “incluir esfuerzos para eliminar la amenaza del programa de misiles balísticos de Irán, para detener sus actividades terroristas en el mundo y para bloquear su actividad amenazante en todo Oriente Medio”.
En las últimas semanas, los líderes de Francia, Alemania y el Reino Unido trataron de convencer a Trump de que no se retirase del pacto y accediera, en cambio, a negociar un pacto más amplio que abordara sus preocupaciones sobre los misiles balísticos iraníes y la influencia de Teherán en países como Siria y Yemen.
Pero los líderes europeos no lograron aplacar la irritación de Trump acerca de los plazos incluidos en el acuerdo nuclear de 2015, por los que algunas de las restricciones impuestas sobre el programa atómico iraní expiran después de entre 10 y 25 años.
“Si yo permito que este acuerdo siga en pie, pronto habrá una carrera armamentística nuclear en Oriente Medio. Todo el mundo querrá que sus armas estén preparadas para cuando Irán tenga la suya”, argumentó Trump.
El mandatario consideró que los documentos presentados la semana pasada por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sobre el supuesto programa atómico secreto de Irán, son una “prueba definitiva” de que la promesa iraní sobre los fines pacíficos de su dossier atómico “era una mentira”.
“En el corazón del acuerdo con Irán había una gran ficción: que un régimen asesino solo deseaba un programa de energía nuclear pacífico”, alegó Trump.
El anuncio complació a Israel y Arabia Saudí y decepcionó a buena parte de la comunidad internacional, incluida la ONU, la Unión Europea (UE), Turquía y Rusia.

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