Washington, 15 mar (EFEUSA).- Un análisis exhaustivo de restos humanos del yacimiento más antiguo del mundo, situado en Jebel Irhoud (Marruecos), descarta la conexión entre los habitantes del norte de África y los europeos hace 15.000 años, según un estudio publicado hoy en la revista especializada Science.
Los restos encontrados en esta zona, considerada una región crítica para comprender la historia humana, rechazan hipótesis anteriores que apuntaban al flujo de genes desde el sur de Europa hacia el norte de África en esa época, conocida como el Pleistoceno tardío.
Por el contrario, los restos analizados están “estrechamente relacionados” tanto con los habitantes de Oriente Medio como con los africanos subsaharianos, lo que sugiere que había más personas que migraban dentro y fuera del norte de África de lo que se creía anteriormente.
“Estos hallazgos son realmente emocionantes. El norte de África ha sido una encrucijada importante durante mucho más tiempo de lo que la gente pensaba”, señaló en declaraciones a esa revista la genetista evolutiva Sarah Tishkoff, de la Universidad de Pensilvania, aunque no formó parte del estudio.
Hasta la fecha, los investigadores que exploran el norte de África han descubierto esqueletos en sitios prehistóricos, incluido Marruecos, aunque sus orígenes no han sido claros.
Buscando entender la relación de esos individuos con otras poblaciones globales, Marieke van de Loosdrecht y Matthias Meyer, del Instituto para la Ciencia de la Historia Humana de Jena (Alemania), extrajeron el ADN de la materia ósea de varios ejemplares del norte de África que se pensaba que pertenecían a la llamada cultura Iberomaurus.
Los arqueólogos del siglo XX pusieron este nombre -Iberomaurus- a los antepasados de los actuales marroquíes porque pensaron que estaban relacionados con los pueblos de la Península Ibérica.
Comparando sus datos genéticos con los de otros individuos antiguos y modernos, los investigadores identificaron casi 600.000 marcadores genéticos superpuestos.
En los estudios de seguimiento de modelos, concluyeron que los restos analizados no tenían antepasados europeos, sino que compartían componentes ancestrales con los antiguos habitantes de las regiones cercanas a los habitantes del Este, lo que sugiere una conexión entre África y el Oriente Medio, que precedió a la agricultura, y con las poblaciones del África subsahariana.

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