El mundo se sorprende nuevamente ante la realidad muy poco esperada que nos dice que no hemos estado haciendo las cosas tan bien como hubiésemos deseado con respecto al coronavirus, como consecuencia tal vez de lo novedoso y desconocido del COVID-19, y, según afirmaciones de múltiples científicos, el virus puede quedar suspendido en el aire durante varias horas si no hay corrientes, y la gente podría tener un espectro de contagio más amplio y riesgoso.
Según las consideraciones científicas reportadas, el riesgo es mayor en espacios interiores donde la corriente de aire es deficiente, lo cual podría coadyuvar a la aparición de situaciones de alta propagación como las que se han venido reportando en plantas de procesamiento de carne, iglesias y restaurantes.
La frecuencia de propagación del COVID-19 por pequeñas gotículas o aerosoles no está muy clara comparada con las gotas más grandes que expele un infectado al toser o estornudar, o se transmite por contacto con superficies contaminadas, según afirma Linsey Marr, experta en aerosoles del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia.
Ese tipo de partículas (aerosoles), se liberan incluyendo a cuando una persona asintomática exhala, habla o canta, de acuerdo con Marr que, junto a otros 200 expertos han detallado sus conclusiones en una carta abierta a la Organización Mundial de la Salud.
Afirman además en la misiva, que las personas deberían intentar disminuir los tiempos que pasan en sitios interiores con personas ajenas a su familia. Las escuelas, los asilos y las empresas deberían implementar el uso de nuevos filtros potentes de aire y luces ultravioletas para la eliminación de los virus.
Es necesario, para que un virus pueda propagarse por vía aérea, tener que mantener una viabilidad viral de transportarse por el aire. Con el coronavirus, los expertos coinciden en que el COVID-19 no puede recorrer grandes distancias ni permanecer viable en exteriores, sin embargo, le es posible trasladarse de un extremo a otro en una habitación, pudiendo incluso mantenerse viable hasta por tres horas.
La ciencia ya sabe que el virus puedes transmitirse incluso si el portador no presente síntomas, es decir, sin toser o estornudar, siendo que los aerosoles podrían explicar por qué se da esos casos.
Los aerosoles son más pequeños que las gotículas y contienen mucho menos virus. Pero, esa condición de ser más ligeros los hace propensos a sobrevivir en el aire por mucho más tiempo, sobre todo si no hay aire fresco. En los espacios interiores con mucha gente, es muy posible que una persona infectada pueda liberar la suficiente cantidad de virus aerosolizados para infectar muchas personas y quizá provocando un evento de superpropagación.
Las normas que se impusieron como el distanciamiento social, el lavado de manos y el uso de protectores faciales siguen siendo de vital importancia. Lo novedoso es que esas cosas ya no sean suficientes, “Deberíamos hacer tanto énfasis en los protectores faciales y la ventilación como lo hacemos con el lavado de las manos”, explicó Marr. “Hasta donde sabemos, esto es igual de importante, si no es que más”.
Lo más probable es que de ahora en adelante los médicos y trabajadores sanitarios deberán utilizar máscaras N95, que pueden filtrar la mayoría de los aerosoles. Por lo pronto, se les está requiriendo que lo hagan cuando ejecuten ciertos procedimientos médicos que se piensa que producen aerosoles.
Para el resto de las personas, las mascarillas de tela reducen mucho el riesgo, siempre y cuando sean usadas por todos. En el hogar, con la familia o con quienes se comparte la casa ya se sabe que hay que tener cuidado, las mascarillas aún no son necesarias. Aunque los expertos señalan la prudencia de usarlas en otros espacios interiores.
Si es necesario estar en espacios cerrados, se debe “abrir las ventanas y puertas siempre que sea posible”, sostuvo Marr. También deberían cambiarse los filtros en los sistemas de aire acondicionado o ajustar la configuración para que se use más aire del exterior y menos aire que ya ha circulado dentro.
Como resultado y después de varias advertencias, vemos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aceptó esta semana que el COVID-19 podría contagiarse por el aire en algunas circunstancias. De ese modo, el organismo internacional actualizó desde el 29 de marzo el documento en el que detallaba los modos de transmisión del virus para incluir los llamados aerosoles, esas pequeñas partículas que pueden mantener en suspensión unos minutos con carga vírica e infectar a quien la inhale.
Se desprende del nuevo documento del organismo que se han observado brotes en “algunos entornos cerrados, como restaurantes, clubes nocturnos, lugares de culto o lugares de trabajo donde la gente puede estar gritando, hablando o cantando”.
“En estos brotes”, se apunta, “no se puede descartar la transmisión de aerosoles, particularmente en estos lugares interiores donde hay espacios abarrotados y con ventilación inadecuada donde las personas infectadas pasan largos períodos de tiempo con otros”.