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Vida saludable
Cuando no aceptamos nuestro cuerpo tendemos a ocultarlo, a
compararlo, a descalificarlo. Muchas veces esta tendencia es tan fuerte
que se convierte el foco principal de nuestra atención, sintiéndonos
insatisfechos e inconformes con nuestra apariencia.
Una de las mejores maneras que tenemos para comenzar a salir de
este círculo vicioso es mirarnos a un espejo y, respirando de manera
profunda y completa, decirnos “Me acepto” varias veces, durante unos
minutos.
Aceptar no significa resignarse, sino que a pesar de que haya cosas
que no me guste, les doy cabida en mi vida, dejo de luchar contra ellas.
La sensación debe ser de perdón, de soltar, de dejar de luchar y aceptar
que las cosas son como son, que yo y mi cuerpo son como son.
Esto no implica que no hagamos nada para solucionarlo, pero ya
desde otro lugar, no desde la lucha, ni desde el odio ni la desesperación,
sino desde el cuidado, el mimo, el mirar por uno mismo de manera
tierna y cuidadosa.
La mayoría de la gente tiende a pensar que la respiración es
algo natural y que no puede hacerse de forma incorrecta. Pero,
desgraciadamente, eso no es cierto. Todos debemos aprender a
respirar de manera consciente.
De esta manera podremos controlar los pensamientos. Cada vez
que sientas que los sentimientos negativos se están apoderando de ti,
toma el control y sustitúyelos por otros positivos. Este ejercicio puede
llevar tiempo, pero cuanto más se haga, más fácil resultará.
Cómo superar el complejo
No hay recetas mágicas para eliminar los complejos físicos en
verano, pero sí podemos hacer un esfuerzo consciente para superar
nuestros complejos. Es importante evitar conductas de evitación a la
exposición corporal como evitar verse al espejo o entrar a una piscina
solo si hay pocas personas.
Si evitar tu cuerpo aumenta tu complejo, exponerte al mundo lo
reducirá. Pero puede ser difícil pasar de cero a cien en cuestión de
días, por eso es tan importante ir poco a poco.
• Escribe en un papel todas las conductas de evitación a la
exposición corporal que haces día a día. Algunas serán más sencillas,
otras más grandes, pero anótalas todas. Después ordénalas en función
de lo grandes o limitantes que son.
• Empieza exponiéndote a las más sencillas. Por ejemplo, por
las mañanas cuando te duches y te seques el cuerpo, hazlo mirando
tu cuerpo.
• Refuérzate por tus avances. Aunque te cueste mucho,
estás aprendiendo a tolerar tu cuerpo para que, poco a poco, llegues
a disfrutar de él. No es posible pasar del odio al amor en un segundo,
necesitamos una fase de tolerancia previa.
• Respeta tus retrocesos. Habrá momentos en los que te sientas
horrible porque la autoestima no es lineal. A veces te verás como un
dios o como una diosa, y algunos días no querrás ponerte el bikini. No
te castigues, permítete descansar y sigue avanzando al día siguiente.
• Este proceso es duro y a veces es necesario ayuda profesional.
Si lo necesitas, ponte en contacto con un psicólogo o psicóloga.
Si los sentimientos negativos se están
apoderando de ti, toma el control y
sustitúyelos por otros positivos.
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