El estado de Florida se encuentra a la espera de una temporada de huracanes más fuerte de lo acostumbrado, cuando se encuentra en efervescencia la crisis del coronavirus.

Los últimos registros oficiales de Florida han comunicado hasta la fecha más de 17.500 casos. Se resalta que son casos verificados que, si en las últimas semanas hubo mejoras en cuanto al sistema de pruebas para el COVID19, la verdad es que el número de casos ciertos es mucho más elevado a los oficialmente contabilizados. Y todo apunta a empeorar en las próximas semanas.

Todo el estado y, principalmente su parte sur, permanece en un mandato de inamovilidad en los hogares de sus ciudadanos, salvo que deban realizar una actividad indispensable. Además, se ha implementado el distanciamiento social con algunas excepciones, todo lo cual se está cumpliendo con gran incondicionalidad. Se vive con la esperanza de que en pocas semanas se podrá retomar la vida normal.

Indiscutiblemente la pandemia ha hecho que nuestra vida y costumbres se hayan transformado radicalmente ante la crisis que provoca, pero el escenario próximo aún podría ser peor si a esa crisis se le adiciona otra como la climática que acostumbra presentarse en temporadas como la próxima.

La temporada de huracanes tiene su inicio oficialmente a partir del primero de junio y dura hasta finales de noviembre. Sin embargo, se considera a partir del 1 de mayo como tiempo de pretemporada, viéndose en el pasado la aparición de huracanes en esas fechas. Estudios probabilísticos llevados a cabo por meteorólogos de la Universidad de Colorado estiman que esta temporada será más activa de acostumbrado. Supone la gestación de 16 tormentas con nombre (nominadas así por poseer una capacidad tal como para incluirse y estudiarse por el peligro que significan al poder convertirse en huracanes de gran categoría), de esas, 8 deberían convertirse en huracanes y de ellas 4 pudieran ser de gran potencia.

Florida ha enfrentado exitosamente con anterioridad en muchas ocasiones a fuertes huracanes, es poseedora excelente organización e infraestructura como para hacerle frente a un huracán. La realidad actual es que los recursos están abocados en su mayoría al coronavirus. El Instituto Nacional FEMA que coordina y financia las respuestas a las catástrofes esta dedicado de lleno al COVID 19 y sus representantes aseguran que, si se añade otra situación crítica en las próximas semanas, no estarían seguros de tener capacidad para dar respuesta adecuada.

El Director de Manejo de Emergencias del condado Miami Dade, Frank Rollason, manifestó que su primera preocupación tiene que ver con los refugios. Miami Dade posee refugios preparados para acoger a los afectados por un huracán, muchas veces en que las viviendas fueron destruidas por el fenómeno, esos refugios sirvieron de hogar para centenares de damnificados por meses. Es un sistema que no se lleva de la mano con la necesidad de mantener un distanciamiento social por la pandemia.

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