Page 8 - 75 Edicion Especial Jacksonville
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                                                                                Transformó el desafío

                                                                               de emigrar en la fuerza
                                                                                    para abrir caminos.















                                                                 Rosy









                                                    Guzmán












                                                           El corazón de una mamá, la


                                                                         visión de una Realtor




                                                                                uando Rosy Guzmán habla de Maturín, su
                                                                                ciudad natal en el oriente venezolano, su
                                                                                voz se vuelve suave, como quien acaricia
                                                                                un recuerdo luminoso. “Le dicen la ciudad
                                                                                distinta, pero es una ciudad tranquila”, dice,
                                                                                con esa nostalgia que  nace de la  tierra
                                                                        Cdonde una aprende a ser. Allí creció rodeada
                                                                        de fe, disciplina, amor familiar y valores sólidos. Sus
                                                                        padres, ambos educadores, llenaron la casa de libros,
                                                                        normas claras y cariño sin condiciones. Y junto a ellos
                                                                        estuvo su abuela, a quien describe como “abuelita
                                                                        mamá”, figura esencial en su infancia y en su carácter.

                                                                           Rosy sonríe al recordar esa etapa. “Mi infancia fue
                                                                        feliz, llena de educación, de reglas y de amor. Viniendo
                                                                        de la casa de dos profesores, había muchas reglas,
                                                                        pero hoy agradezco cada una de ellas porque dieron
                                                                        buenos resultados”. En aquel hogar, la disciplina no
                                                                        era castigo, sino camino; la fe no era discurso, sino
                                                                        sostén; y la familia, el primer y más fuerte refugio.




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